Ese brindis que conjuro
Nuestros sentimientos
Después del desvelo
Derivado de la entrega
Total de nuestros cuerpos
En conjunción con nuestras almas
Aunque parezca mentira
Fue más que una melodía
Fue una eterna realidad.
Sutilmente entre mis brazos
Yacías como alma votiva y febril
Que en silencio el aire salitroso
Laminada nuestros cuerpos
Como almas puras del edén.
El alud efervescente
De tus besos en mi cuerpo
Y las sofocantes caricias
De mis manos sobre ti
Eran el reflejo de la sed de amor
Que yacía en nuestras venas
Y en nuestro corazón
Cada madrugada fogosa
Era más que una condena
Para el indómito delirio
De la inocencia de nuestro amor.
Las huellas en tu vientre
Tus suspiros de deseo
Y tu mirada que me invoca
Hace acústico ese deseo místico
En caricias y susurros
Precisando mí presencia
Ya que soy el fantasma de tu ser.
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